Poema de Juan Ramón Jiménez
Esta desilución penetrante y amarga,
que empieza en la noche y empieza con el día;
¡este horror de vivir una vida tan larga,
--siendo tan corta-- y quieta y dorada y vacía!
¡Sentir el alma llena de flor y de simiente
y ver llegar el hielo negativo y eterno!
¡Y saber, sin embargo, que era capaz la frente de deslumbrar la tierra... y el cielo y el infierno.

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